miércoles, 16 de mayo de 2012

Desde los inicios mismos de la Iglesia de Cristo, surgieron en torno de ella diferentes doctrinas cuyos fundamentos no estaban basados en las Sagradas Escrituras. Una de estas enseñanzas fue la adoración de aquella devota mujer llamada María, de la cuál nació nuestro Señor Jesucristo.
Quienes tributaban este culto a María le dieron la posición de un lugar intermedio entre los santos y Dios. Fueron estos mismos adoradores los que con el tiempo le confirieron el título de "Madre de Dios". Esto debido según ellos porque de ella nació Cristo, quien era el Hijo de Dios encarnado.
La escritora Luisa J. de Walter, escribe a este respecto en su libro ¿Cuál Camino? lo siguiente: "Nuestro Señor Jesucristo es Dios hecho carne. La virgen María, bienaventurada entre todas las mujeres, fue escogida por Dios para ser la madre de la naturaleza humana de Cristo. Fue madre de su cuerpo físico, pero no pudo ser madre de su deidad. Cristo la segunda persona de la Santísima Trinidad, es eterno, siempre ha existido. Por ser Dios, El no ha tenido principio, y por consiguiente, no es lógico hablar de María como "Madre de Dios". Colosenses 1:16-17; Juan 1:1-3; 8:57-58, y otros textos sobre la preexistencia de Cristo, prueban que ella no puede ser madre de su deidad. La única manera en que pudiera ser "Madre de Dios" nos sigue diciendo la citada escritora, es, si ella misma hubiera sido divina, una diosa, miembro de la familia celestial, cosa que la Biblia no enseña de ninguna manera (Pág. 37).
Enseñan además los que tributan el culto a María: Que ella nació por concepción milagrosa y sin pecado original, al igual que el mismo Hijo de Dios. (Según definición dogmática del papa Pío IX ratificada por el Concilio Vaticano de 1870).
La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc.— permanecen iguales.
La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración de la Eucaristía ( Fracción del Pan ) comenzó en la Iglesia primitiva antes de la redacción de los Evangelios.
Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros... Este es el cáliz de mi Sangre..."
. Encuentro con Jesús amor 
Si apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo encontraríamos solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística encendida, el Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles "Con ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros " Lc.22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como alimento; ¿somos conscientes de ello, de que el Señor nos espera el Sagrario, con la mesa celestial servida.? Y nosotros ¿ por qué lo dejamos esperando.? O es que acaso, ¿ cuando viene alguien de visita a nuestra casa, lo dejamos sólo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas.?
Eso exactamente es lo que hacemos en nuestro apostolado, cuando nos llenamos de actividades y nos descuidamos en la oración delante del Señor, que nos espera en el Sagrario, preso porque nos "amó hasta el extremo" y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que contiene (nosotros incluidos) se encuentra allí, oculto a los ojos, pero increíblemente luminoso y poderoso para saciar todas nuestras necesidades.

martes, 15 de mayo de 2012

La virgen maria en el catlolicismo Romano

Desde los inicios mismos de la Iglesia de Cristo, surgieron en torno de ella diferentes doctrinas cuyos fundamentos no estaban basados en las Sagradas Escrituras. Una de estas enseñanzas fue la adoración de aquella devota mujer llamada María, de la cuál nació nuestro Señor Jesucristo.
Quienes tributaban este culto a María le dieron la posición de un lugar intermedio entre los santos y Dios. Fueron estos mismos adoradores los que con el tiempo le confirieron el título de "Madre de Dios". Esto debido según ellos porque de ella nació Cristo, quien era el Hijo de Dios encarnado. 
La escritora Luisa J. de Walter, escribe a este respecto en su libro ¿Cuál Camino? lo siguiente: "Nuestro Señor Jesucristo es Dios hecho carne. La virgen María, bienaventurada entre todas las mujeres, fue escogida por Dios para ser la madre de la naturaleza humana de Cristo. Fue madre de su cuerpo físico, pero no pudo ser madre de su deidad. Cristo la segunda persona de la Santísima Trinidad, es eterno, siempre ha existido. Por ser Dios, El no ha tenido principio, y por consiguiente, no es lógico hablar de María como "Madre de Dios". Colosenses 1:16-17; Juan 1:1-3; 8:57-58, y otros textos sobre la preexistencia de Cristo, prueban que ella no puede ser madre de su deidad. La única manera en que pudiera ser "Madre de Dios" nos sigue diciendo la citada escritora, es, si ella misma hubiera sido divina, una diosa, miembro de la familia celestial, cosa que la Biblia no enseña de ninguna manera.


Enseñan además los que tributan el culto a María: Que ella nació por concepción milagrosa y sin pecado original, al igual que el mismo Hijo de Dios. (Según definición dogmática del papa Pío IX ratificada por el Concilio Vaticano de 1870).
A esto sólo podemos decir que en honor a la verdad, la Biblia no enseña en ninguna de sus partes esta doctrina (NOTA: Sin, embargo esto no le quita NINGUNA importancia a el papel de MARIA como MADRE de Jesus). Muy por el contrario nos dice el Santo Evangelio según San Lucas, que ella necesitó como todo pecador, de un Salvador: "Engrandece mi alma al Señor... declara ella misma... y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador" (Lucas 1:46-47). Este pasaje nos enseña que María al experimentar la presencia de Dios, reconoció al mismo tiempo su condición de criatura nacida bajo la maldición del pecado, y por consiguiente que necesitaba de la gracia salvadora. 
Bien sabemos que muchos han de tratar de negar que la Iglesia Católica atribuye una posición divina a María. Pero al viajar alrededor del mundo, ya sea en una majestuosa catedral o en una capilla humilde, la estatua de María ocupa el puesto principal siempre. 


Vean este video sobre maria la madre de jesus:
 http://www.youtube.com/watch?v=o4k5IFnaL8E&feature=related

lunes, 14 de mayo de 2012

María en el catolicismo de la Iglesia.

María en el catolicismo de la iglesia

Como la doctrina de la Trinidad considera a Jesús una de las personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo), se le da a María el título de theotocos, 'Madre de Dios'.
Según la teología ortodoxa y también católica, es correcto denominarla de esta forma pues Jesús unía en una misma persona dos naturalezas (la humana y la divina), y cuando se habla de María como Madre de Dios se refiere a María como madre de Jesús en toda su persona. La ortodoxia encuentra correcto el referirse a María como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo. Su razonamiento lógico es el siguiente; "Si Jesús es Dios y María es madre de Jesús, entonces María es Madre de Dios". La encarnación significa que en un instante la segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, de naturaleza divina, asumió plenamente la naturaleza humana -sin menoscabo de su condición divina al ser concebido milagrosamente en María. Como fue instantánea y esencial, María en ese momento empezó a ser madre de Jesús: hombre-Dios.
Para los cristianos y, con mayor énfasis, en la teología católica, ortodoxa y anglicana, se ponen de manifiesto un conjunto de paradojas marianas que sólo pueden ser contempladas en el marco de la fe, ya que forman parte del "misterio mismo de Dios, que quiso hacerse niño". Esas paradojas fueron recopiladas por Castán Lacoma, y hacen referencia a las gracias extraordinarias de las que fue depositaria María, en orden a su maternidad. Por ser la madre de Cristo –considerado el Verbo encarnado, Dios mismo, María es:
§  la que "dio el ser al creador de todo".
§  la que "engendró al mismo que la había creado a ella".
§  la que existía antes que Dios... se encarnara.
§  la que encerró en su seno al Inmenso e Infinito.
§  aquella que encerró en sus entrañas a quien no cabe en todo el mundo.
§  la que sostuvo en sus brazos al que todo lo sustenta.
§  la que tuvo obligación de ejercer vigilancia materna sobre el que todo lo ve.
§  la que tuvo a su cuidado al Dios que cuida de todos.
§  la que tocó los confines de quien no tiene fin.
En la iglesia ortodoxa también existe la creencia de la "Santísima dormición de la Virgen María"; en Jerusalén se encuentra la benedictina Abadía de Hagia María, en cuya cripta se dice descendió María y fue dormida antes de su asunción al cielo. Por otro lado también se cree lo dicho por los padres de la Iglesia desde San Melitón de Sardes en el siglo II después de Cristo de que María fue coronada en el cielo después de su asunción, basándose esto en el relato del libro del Apocalipsis en el capítulo 12. En la iglesia católica, la Coronación de María es el 5to. Misterio glorioso del Rosario.
La presentación Power Point:
http://www.slideshare.net/SchuttTerrazas/cristo-eucarista