Desde los inicios mismos de la Iglesia de Cristo, surgieron en torno de ella diferentes doctrinas cuyos fundamentos no estaban basados en las Sagradas Escrituras. Una de estas enseñanzas fue la adoración de aquella devota mujer llamada María, de la cuál nació nuestro Señor Jesucristo.
Quienes tributaban este culto a María le dieron la posición de un lugar intermedio entre los santos y Dios. Fueron estos mismos adoradores los que con el tiempo le confirieron el título de "Madre de Dios". Esto debido según ellos porque de ella nació Cristo, quien era el Hijo de Dios encarnado.
La escritora Luisa J. de Walter, escribe a este respecto en su libro ¿Cuál Camino? lo siguiente: "Nuestro Señor Jesucristo es Dios hecho carne. La virgen María, bienaventurada entre todas las mujeres, fue escogida por Dios para ser la madre de la naturaleza humana de Cristo. Fue madre de su cuerpo físico, pero no pudo ser madre de su deidad. Cristo la segunda persona de la Santísima Trinidad, es eterno, siempre ha existido. Por ser Dios, El no ha tenido principio, y por consiguiente, no es lógico hablar de María como "Madre de Dios". Colosenses 1:16-17; Juan 1:1-3; 8:57-58, y otros textos sobre la preexistencia de Cristo, prueban que ella no puede ser madre de su deidad. La única manera en que pudiera ser "Madre de Dios" nos sigue diciendo la citada escritora, es, si ella misma hubiera sido divina, una diosa, miembro de la familia celestial, cosa que la Biblia no enseña de ninguna manera.
Enseñan además los que tributan el culto a María: Que ella nació por concepción milagrosa y sin pecado original, al igual que el mismo Hijo de Dios. (Según definición dogmática del papa Pío IX ratificada por el Concilio Vaticano de 1870).
A esto sólo podemos decir que en honor a la verdad, la Biblia no enseña en ninguna de sus partes esta doctrina (NOTA: Sin, embargo esto no le quita NINGUNA importancia a el papel de MARIA como MADRE de Jesus). Muy por el contrario nos dice el Santo Evangelio según San Lucas, que ella necesitó como todo pecador, de un Salvador: "Engrandece mi alma al Señor... declara ella misma... y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador" (Lucas 1:46-47). Este pasaje nos enseña que María al experimentar la presencia de Dios, reconoció al mismo tiempo su condición de criatura nacida bajo la maldición del pecado, y por consiguiente que necesitaba de la gracia salvadora.
Bien sabemos que muchos han de tratar de negar que la Iglesia Católica atribuye una posición divina a María. Pero al viajar alrededor del mundo, ya sea en una majestuosa catedral o en una capilla humilde, la estatua de María ocupa el puesto principal siempre.
Vean este video sobre maria la madre de jesus:
http://www.youtube.com/watch?v=o4k5IFnaL8E&feature=related
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